
En Somalia, nada funciona. Ni las instituciones públicas ni el sistema bancario, ni el ejército ni la policía.
Los ataques de las milicias islamistas están a la orden del día. El Estado ha perdido el control sobre gran parte del país. Cada año, la comunidad internacional paga miles de millones en ayuda a Somalia, pero el país es más frágil que nunca. Se estima que menos del 20 por ciento de esta ayuda llega a la población.
El dinero desaparece en los oscuros canales de corrupción que involucran a la élite política, o fluye hacia el enorme aparato de seguridad. Pero ni siquiera en este caso sirve de mucho, porque aunque la AMISOM, una misión de protección internacional de los países africanos, está estacionada en Somalia, gran parte del país está controlado por los islamistas que reciben órdenes de Al-Qaeda.
Los realizadores de la DW lograron rodar 16 días en la capital, Mogadiscio, y sus alrededores. El reportaje ofrece uno de los raros testimonios de un país que ya no es gobernable, que está más dominado por grupos islamistas que ningún otro y que se hunde cada vez más en el abismo.
source https://laguaridadelnagual.com/archivos/10156
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